jueves, 13 de marzo de 2014

A Beckenbauer lo que le gusta es el rock




"Al final seremos como el Barcelona. Nadie nos querrá ver. Corremos el riesgo de aburrir. Estos jugadores se pasarían el balón hasta en la línea de gol"

- Franz Beckenbauer, Presidente de Honor del Bayern de Múnich, después del empate entre su equipo y el Arsenal por los octavos de final de la UEFA Champions League.

Mucho se ha pretendido, sobre todo en la actualidad, en comparar los estilos de juego de los equipos de fútbol con la música. A Josep Guardiola se le supone como uno de los virtuosos del balompié tras haber ganado todo -y de qué manera- lo que fue posible con su Barcelona.

El Barcelona de Pep Guardiola fue un equipo que encontró en la sucesión continua de pases -o los rondos, como les llaman en España- la manera ideal de implantar un estilo que fue referencia en el mundo desde el 2008 hasta el 2012, tiempo en el que el catalán fue entrenador del equipo culé. Musicalmente hablando, era como escuchar bella música clásica y quedar encantado viendo una y otra y otra vez a los jugadores tocar y tocar y tocar el balón con tanta clase que hasta los porteros rivales podrían aplaudir luego de haberles marcado gol
.
Pero seamos honestos: todo el mundo no se aguanta hora y media de música clásica. Tal vez fue el caso del ‘Káiser’ acostumbrado a ver a su equipo arrasar de manera literal. Quizá a Beckenbauer lo que le gusta es el rock pesado. A lo Rammstein, vamos.

Y es que el Bayern es un club diseñado para nunca perder. Aunque es relativamente joven, los títulos en su haber dan buena cuenta de ello. Cinco copas de Europa -tres de ellas en forma consecutiva-, veinticuatro ligas alemanas, dieciséis copas domésticas… Sumado a un enorme poder financiero que le ha permitido arrebatar los jugadores estrella de sus rivales.

La silla del entrenador es una silla eléctrica dado el enorme palmarés que posee esta institución. Louis van Gaal, por ejemplo, fue puesto en entredicho luego de perder la final de la Champions ante el Inter de Milán en 2010 aún después de haber ganado la Bundesliga y la Copa de Alemania. Sería cesado la temporada siguiente dejando al equipo en cuarta posición.

Jupp Heynckes, el entrenador antes de Pep, consiguió robar la referencia mundial al Barcelona luego de noquearle 7-0 en el marcador global de las semifinales con una presión continua sofocando al rival de tal forma que uno no puede dejar de imaginar la escena con un riff de guitarra como banda sonora.

Pero llegó Guardiola, un Vivaldi del fútbol. Acostumbrado a la intensidad pero con acordes diferentes como lo hizo en su día en la Ciudad Condal. Es entrenador de un equipo que a la fecha le lleva 20 puntos de ventaja al segundo clasificado de la liga. Pero algunos no les gusta el juego. El ídolo Franz ha puesto el grito en el cielo considerándolo digno de hacer la siesta. A algunos les gusta ganar pero el cómo es el que sazona la victoria. Aparentemente a Pep le hace falta más guitarra, bajo y batería que violines. O al menos, así piensa Beckenbauer.

                                                                     Este es un aporte de @an_dario

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